Por Andrés Vargas Correa
La
idiosincrasia colombiana siempre ha sido ufanada por ser la mejor y en dársela
como la más “chacha” dentro de los chimbitas, es decir, y aplicó a un dicho personal
“A mí que me pasen los buenos, porque los malos los paso yo”, una mentalidad
barata pero que ojalá debido a esta contingencia, los conceptos y las
costumbres cambien para mejorar y evolucionar.
Las
necesidades de cada familia se viven de puertas para adentro, sin embargo, sí
podemos, ayudemos, si tenemos, demos y si podemos, hagámoslo es el momento de
sumar y dar un poco más de nosotros, muchas personas por pena no dicen nada,
pero por cambiar está en sabernos ponernos en los zapatos de los demás.
En ámbito del
deporte, los modelos económicos serán los primeros en cambiar, se reducirá el
valor monetario de las superestrellas, las megas obras serán reducidas, los
jugadores de fútbol serán más terrenales, si la brecha entre ricos y humildes
se reducirán, va a ser, pero no será de manera inmediata se tomará su tiempo.
En el caso
colombiano hemos visto algunos cambios como: El fútbol NO es prioridad, es una
fuente de entretenimiento, existen otra prioridad deportiva como el ciclismo,
asignatura en donde se han logrado triunfos relevantes en los últimos años, los
futbolistas ante la necesidad son de carne y hueso, pero en la abundancia
algunos se crean dioses en medio de potreros.
Por eso el
cambio empieza por mí y por ti, y aunque sea mínimo es un paso importante pues
cada aporte por el cambio ayuda a la reestructuración del mundo, ojalá esta
contingencia sirva para que la sociedad colombiana cambie el chip.
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