En un partido que fue bien
planteado por el profesor Francisco Maturana, y que contó con paciencia para afrontar la situación.
En tan solo cinco minutos pasamos de sufrir a celebrar una épica actuación,
como estamos acostumbrados a vivirlas en nuestra cotidianidad: Del drama a la
felicidad.
Con un grupo de jugadores
encabezados por: Carlos “El Pibe” Valderrama,
René Higuita, Freddy Rincón, Andrés Escobar (Q.E.P.D.), Leonel Álvarez y Luis Alfonso “El Bendito” Fajardo, quienes se
destacaban en aquel entonces como los más visibles de aquel entonces en el
combinado patrio. Y que conformaba el Grupo D, en el que esperaba obtener un
buen resultado tras ganarle a Emiratos Árabes y caer ante Yugoslavia.
Quedaba enfrentar al combinado
de Alemania, un hueso duro de roer y que posteriormente fue el campeón de
aquella cita mundialista. Con dos puntos obtenidos en el triunfo ante los asiáticos,
con goles de Bernardo Redín y “El Pibe” la agrupación llegó a la última jornada
con la necesidad de obtener un buen resultado para clasificar a los Octavos de
Final.
En aquella mañana (hora colombiana), el árbitro inglés Alan Snoddy fue el encargado de impartir justicia. Y un numeroso grupo de
aficionados cafeteros se reunieron en el Estadio Giuseppe Meazza, casa del
Milán uno de los clubes más importantes del calcio. Maturana envió al terreno
de juego al onceno conformado por: René Higuita, Luís Fernando
El Chontico Herrera, Luís Carlos El Coroncoro Perea, Andrés Escobar, y Gildardo
Gómez. Gabriel Jaime “Barrabas” Gómez, y Leonel Álvarez en la contención. “El Pibe”,
y Freddy Rincón como armadores. Carlos Enrique La Gambeta Estrada, y Luís Alfonso
“El Bendito” Fajardo en el frente de ataque.
Mientras que Alemania dirigida por Franz Beckenbauer, mostró a:
Bodo Illgner, Stefan Reuter, Klaus Augenthaler, Guido Buchwald, Thomas
Haesseler, Rudi Voeller, Lothar Matheus, Thomas Berthold, Uwe Bein, Jürgen
Klinsmann y Hans Peluegler.
El partido fue una colección de juego fuerte y pocas ocasiones
claras de gol. Con el empate parcial sin goles los alemanes quedaban como
líderes del grupo con cinco puntos, y nuestro elenco tercero con tres unidades.
Cuando todo apuntaba a un empate, a dos minutos del final los teutones sacaron
su casta con un error de El Chontico Herrera. Que fue aprovechado por Pierre Littbarski, quien con un disparo cruzado que se coló en
el palo de la mano derecha de Higuita y superó su resistencia.
De esta forma, se repetía la historia que ocurrió en Chile en 1962,
al que se clasificó por primera ocasión. Todo parecía conducir a que Maturana,
Hernán Darío El Bolillo Gómez y el grupo de jugadores volverían al país con más
pena que gloria. Hasta que llegó en el tiempo de adición, una jugada en la que Leonel
recuperó la pelota en el campo ocupado por la tricolor, se apoyó en El Bendito
quien se apoderó del balón, y lo tocó con El Pibe que encontró en Rincón al
receptor clave. Quien tan solo con un sutil remate a ras de césped de túnel venció
la resistencia de Illgner para pasar de la caída a volar con alas llenas de
alegría contagiando a todo un país.
Han pasado Treinta años, y a pesar de que el fútbol ha evolucionado
mi generación no olvida ese momento. Y los chicos de hoy, inquietos por el fútbol nos preguntan cómo fue aquella época porque lo que se practica
actualmente comenzó con pinceladas en esa temporada a nivel mundial.
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